viernes, 3 de diciembre de 2010

CULTURA DEL ANTIGUO EGIPTO

La cultura del Antiguo Egipto, se conforma a partir de la forma de vida, costumbres y tradiciones existentes en la sociedad egipcia de la Antigüedad. Se inició en el Neolítico y evolucionó a lo largo de 3.000 años, hasta la época romana, cuando prácticamente desapareció al adoptar la del Imperio romano, y sobre todo las costumbres cristianas.

La historia del Antiguo Egipto como estado unificado comienza en el Neolítico, hacia el año 3150 a. C., y se divide en tres imperios con periodos intermedios de dominación por gobernantes extranjeros y conflictos internos.

El Imperio Antiguo (2700 - 2200 a. C.) se caracterizó por el florecimiento de las artes y la construcción de inmensas pirámides. Durante el Imperio Medio (2050-1800 a. C.), tras una etapa de descentralización, Egipto conoció un período de esplendor en su economía.

En el Imperio Nuevo (1567-1085 a. C.) la monarquía egipcia alcanzó su edad dorada conquistando a los pueblos vecinos y expandiendo sus dominios bajo la dirección de los faraones de la dinastía XVIII.
La decadencia del imperio faraónico comenzó hacia 1075 a. C., a raíz de diversas incursiones de ejércitos de otros pueblos. A pesar de esto la cultura egipcia mantuvo sus características fundamentales hasta la dominación romana, influyendo en todo el Mediterráneo occidental.

Los últimos sacerdotes de Isis, en la isla de File, mantuvieron su culto hasta que fue prohibido por Justiniano I, en 535 d. C., el idioma se mantiene, con la lógica evolución a través de los años, en el idioma copto que utiliza la Iglesia Copta como lengua litúrgica.


Arte
Una de las características del Antiguo Egipto fue su singular arte, con monumentales obras que generalmente tenían carácter simbólico, funerario o religioso. Aunque el concepto de Arte es moderno, es perfectamente utilizable en la arquitectura, escultura, pintura y joyería egipcias, siendo muchas de sus realizaciones auténticas obras de arte y no simples trabajos de artesanía.

El arte egipcio se caracterizó por la fijación de pilares o motivos constantes desde el inicio de la historia del Egipto unificado hasta el final de la dominación romana. Este lapso de tiempo de casi tres mil años implicó un desarrollo en los patrones artísticos, los motivos, las figuras y las formas de expresión, con quiebres o innovaciones revolucionarias como fue el periodo amarniense, donde el arte sería totalmente innovador respecto a su herencia artística centenaria.

El conocimiento que tenemos del arte egipcio se debe, principalmente, a los materiales utilizados, sea piedra (caliza, arenisca o granito), metales (oro, electrum, cobre y bronce), madera (ébano y cedro) y otros no menos valiosos como marfil, fayenza y vidrio.

Una faceta que caracteriza a la cultura egipcia es el constante esfuerzo por transmitir un concepto de tradición. Este esfuerzo se traduce en la adopción de ciertos modelos o imágenes a modo de iconos que se repiten en la sucesión de faraones. Entonces, a pesar que la historia egipcia puede clasificarse en grandes etapas como los Imperios Antiguo, Medio y Nuevo, muchos de estas formas artísticas pueden repetirse ya que han sido transformadas en iconos.

El arte como expresión del poder político

Es una de las primeras vinculaciones desde el comienzo de la historia. Las ideas y las posiciones políticas vigentes darían el motivo principal para la elaboración de un sin número de obras artísticas con una clara idea de propaganda.

Ante cada evolución política-social de la historia egipcia, surgía la necesidad de transmitir determinado concepto político que se instrumentaba mediante la proyección de determinada imagen. Sean dichos procesos políticos la reunificación de las Dos Tierras, las campañas militares al extranjero o cambios teológicos. Por lo tanto, la instrumentación consistía en la construcción de nuevos templos, palacios o tumbas, que lógicamente tenían su correlato en la elaboración de esculturas, murales, grabados, etc.

Bajo este enfoque, el eje principal es el motivo de la obra. Dicho motivo es el pilar fundamental de la misma y determina sus parámetros: la distribución de las imágenes en el plano (o superficie) a utilizarse, los tamaños de las imágenes a representar según un orden de prelación basado en la importancia de los personajes, y la utilización de ciertas formas a modo de síntesis del concepto a transmitir.

La utilización del arte en obras de claro tinte propagandístico fue un elemento común. Durante el Imperio Nuevo era frecuente que las campañas militares tanto a Nubia como a Siria y Canaán fuesen representadas en las sucesivas ampliaciones de los templos de Amón en Karnak. Así, los consecutivos pilonos de tales templos fueron adornados con múltiples relieves donde el faraón reinante se encontraba batallando contra enemigos asiáticos o nubios.


El arte como expresión religiosa

La espiritualidad del egipcio antiguo influyó de sobremanera en la vida cotidiana. La simbiosis del arte y lo religioso se observó durante casi toda la historia del arte egipcio. En el aspecto religioso, la multitud de deidades significaba también una necesidad de identificación de las mismas. El arte fue en ayuda de dicha necesidad al conceptualizar y sintetizar a cada deidad con determinados elementos que claramente les eran atribuidos. Así, cada representación de un dios necesariamente llevaba un conjunto de elementos que hacían posible su identificado tanto en imágenes de relieves o pinturas como en esculturas: Amón con las dos plumas de avestruz de tocado, la imagen de Osiris envuelta en blanco, simil momia, Horus con su clásica cabeza de halcón, Toth con la del ibis, etc.
Una de las principales aristas se da en el plano de las esculturas. Las estatuas de los dioses no solo les representaban, sino que eran elementos claros para la adoración en los templos, denominados "las Mansiones del Dios". En lo más recóndito de los templos se ubicaban la estatua del dios, que era adorada y cuidada como un ser viviente. De hecho, las esculturas eran aseadas, vestidas y perfumadas como si fueran el dios mismo, ya que, dentro de la cosmovisión del egipcio, los dioses anidaban dentro del cuerpo mismo de la escultura. Estas podían ser modeladas en piedra, metal (por lo general oro) o madera.



El arte en la vida cotidiana
Resulta claro que las obras artísticas que han logrado llegar al día de hoy son en su mayoría una expresión del orden político y religioso. La posibilidad de sufragar los costos de su creación estaba acotada al faraón y los principales templos, ya que podían contar con los recursos necesarios para pagar a los artesanos. Al avanzar en el tiempo la civilización egipcia, la nobleza y los altos funcionarios adquirieron parte de las riquezas, lo que posibilitó que aquellos sujetos con una más holgada posición económica pudieran también acceder a obras artísticas que por lo general eran destinadas al servicio funerario, dada la importancia del culto al Más allá.
Así, las tumbas eran decoradas con imágenes religiosas tales como extractos del libro del Amduat, hechos transcurridos durante la vida del difunto (en el caso de aquellos que ejercían un cargo dentro de la burocracia estatal) e imágenes de la vida cotidiana del egipcio. De esta forma, escenas de cacería, recolección agrícola, de música, etc. eran muy habituales en los muros de las tumbas.
También han perdurado ostraca, como las halladas en Deir el Medina, con caricaturas y sátiras humorísticas.


Arquitectura

Los egipcios construyeron monumentales templos dedicados a los dioses, como los de Karnak o Abu Simbel, destacando en ellos su gran impacto simbólico, el tamaño y la gran armonía y funcionalidad de sus espacios.
Y lo más célebre de Egipto, motivo de investigaciones y atracción de turistas, las pirámides, mastabas y cenotafios, cuya grandiosidad dependía de la clase social del personaje a enterrar. Las tumbas de varios faraones fueron construidas como pirámides, para su gloria. Las mayores son las atribuidas a Seneferu, Keops (la Gran Pirámide de Guiza) y Kefrén.

También construían grandes palacios para comodidad del faraón, pero la vida terrenal era menos importante que la de ultratumba, por lo que no eran de piedra y no han tenido la duración que tumbas y templos.
Escultura
La escultura se practicó en el Antiguo Egipto ya desde el periodo Predinástico, con admirable perfección en estatuaria y bajorrelieves, conservándose millares de objetos labrados en madera, marfil, bronce (a veces dorado y con incrustaciones de oro y plata), fayenza y sobre todo en piedra, a veces de gran dureza. Las estatuas representan por lo general divinidades, faraones, personajes importantes y a veces, personajes anónimos ocupados,así como maquetas de viviendas o talleres cuyo destino era una tumba, donde representaban las posesiones del difunto. Durante el reinado de Ajenatón se impuso un cierto realismo, en contraposición con el hieratismo tradicional.


Esfinges
Las esfinges fueron una de las representaciones escultóricas de los egipcios. Con cuerpo de león y cabeza humana, eran símbolo de la realeza y su cabeza solía ser la del faraón reinante, aunque también representaban a los dioses, en este caso con cabezas de animales. Se colocaron en diversos lugares, pero sobre todo flanqueando las avenidas a los templos.

La Gran Esfinge de Guiza es un gran monumento situado en la ribera occidental del río Nilo. Fue construida posiblemente durante la cuarta dinastía. La cabeza podría representar al faraón Kefrén (Jafra), teniendo un cuerpo con la forma de un león. Se realizó tallando un montículo natural de roca caliza en la meseta de Guiza. En origen estaba pintada en vivos colores: rojo el cuerpo y la cara, y el nemes que cubría la cabeza con rayas amarillas y azules. Sus dimensiones principales son: unos 72 metros de longitud, veinte de altura y catorce de anchura, midiendo la cara alrededor de cinco metros.


Pintura
Los egipcios se sirvieron de la pintura desde las primeras dinastías no sólo para decorar las cámaras sepulcrales, los templos y palacios, sino para conseguir mayor realismo en estatuas y bajorrelieves, en las momias y ataúdes, y para embellecimiento de vasijas y rollos de papiro.
Sus características principales son:
  • uso del canon de perfil.
  • ausencia de perspectiva.
  • utilización de colores planos.





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